Hace tiempo atrás existía un hombre sencillo, fuerte y ademas un tipo muy aferrado a sus creencias, que un día decidió andar por el camino de Santiago de la Compostela, un camino... ¡¡espera, espera!! en realidad queridos lectores, ¿no les he mencionado de que se trata el famoso camino? ¿no? Bueno consiste en una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa y bla bla bla. Vamos al punto. El hombre decide caminar por la ruta para honrar a dios (o que se yo) y después de caminar largos 7 kilómetros el hambre y la sed traicionan los sentidos del peregrino que de por cierto, otro detalle que no había mencionado, el ya había recorrido 80 KM sin recompensa aun. Bueno su mente comienza a dibujar el cuerpo de un hombre con una contextura débil, no muy fuerte pero con unos ojos que reflejaban el mismo infierno. El peregrino lo observa y dice: ¡hey! ¿Quien sois vos? Dejadme pasar. Y el misterioso hombre de una voz endurecida y bastante fuerte dice: ¿Quién soy? Jajaja ¿de verdad? Mi nombre es Donatien, Donatien Alphonse François de Sade ¿y tu pequeño hombre devoto a un infeliz que tortura a sus seguidores? – al cual el peregrino responde soy José, José Rancel Martín, Señor. ¡Ah! Un gusto señor José. ¿Y que hace por acá? Ya lo se, eres devoto de un dios que martiriza a sus seguidores ¿no? A un dios que tomo a su hijo y lo colgó como un vacuno frente a un grupo de delincuentes creados por el mismo, ¿a le veneras? Te contaré algo dijo el singular Donatien, Yo soy un Marques el venerable y mas excéntrico dios en la tierra el marques de Sade. ¿No sabéis nada de mí? s'il te plaît, Te contaré algo. Fui encerrado en un maldito manicomio por escribir grandiosas historias que relataban sobre los placeres mas cercanos del hombre el cual tu ingrato dios no puede evitar, los exquisitos placeres de la carne, le plus délicieux dans le monde, di una guía a toda mujer y hombre, joven o viejo, les enseñé la sodomía, el placer, las ganas de despreciar a un dios el cual no los deja ser libres, ya que si no existe un castigo... ¡Silencio! Dijo el peregrino interrumpiendo: no hable así de mi dios, mis creencias son sagradas y me ha faltado el Respeto entonces yo tendré que hacerlo también.
Se escucha una carcajada tenebrosa y el singular marques dice: bien, bien. Hoy no es el día en el cual te haré cambiar de opinión, pero nunca te olvides de esto. El día en que morí grite: Impérieux, colérique, irascible, extrême dans tout, avec une imagination dissolue comme il n'a jamais été vu, athée au point du fanatisme, là vous m'avez dans une coquille de noix... Tuez-moi à nouveau ou prenez-moi comme je suis, parce que je ne changerai pas. (Imperioso, colérico, irascible, extremo en todo, con una imaginación disoluta como nunca se ha visto, ateo al punto del fanatismo, ahí me tenéis en una cáscara de nuez... Mátenme de nuevo o tómenme como soy, porque no cambiaré). Y dando la vuelta y mostrando su espalda menciona el singular personaje: Volveré don José Rancel, volveré y ahí vendrá conmigo a vivir un infierno de placeres sin reglas….Un adieu élégant un homme CONTINUARA…. XI